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jueves, 19 de enero de 2012

saber pensar



Saber pensar es algo que no todo el mundo sabe articular, y es algo de lo que muchos tienen un concepto erróneo. Saber pensar conlleva racionalizar y profundizar el pensamiento y articularlo de manera adecuada a la situación. Aquí unas palabras que encontré en un blog vecino:


Saber, pensar. ¿Saber o pensar? ¿O más bien ambas cosas: saber y pensar? ¿Y en ese orden: primero saber y después pensar? ¿O primero pensar y luego saber? No se alarme el lector. A mí no me van ni los trabalenguas ni los alardes de pedantería que proliferan hoy día en esa abundante colección de términos, palabras y palabros que se están usando, quizá tan sólo para mostrar que uno conoce el vocabulario «científico» de la reforma, sin pararse a pensar en lo que significa. La verdadera «ciencia» y el «sentido común», la sensatez, forman un binomio inseparable: deben ir siempre unidos.

Saber y pensar. Todavía hoy se tiende a separar el saber del pensar en la práctica de la enseñanza en el aula, desconectando indebidamente lo que son dos aspectos importantes de todo aprendizaje. Intentar unirlos a través de unas instrucciones al profesorado, o de unos «módulos» que utilizan un lenguaje innecesariamente técnico, que desconoce la mayoría, provoca confusión, malestar y, como consecuencia, el rechazo global de la reforma: es altamente ineficaz. La llaneza del lenguaje no se opone tampoco a la ciencia: la hace asequible a todos.

Diré aquí, llanamente, que «saber» supone conocer acabadamente los contenidos de un tema, de un área o de varias, de modo que formen un todo en el que todo se relaciona y comunica. Pero para lograrlo es necesario «pensar»: pensar a fondo en lo que se está conociendo con esfuerzo.

¿Cuál de las dos funciones es la primera? Me parece una pregunta irrelevante. A medida que conocemos se pone en marcha, simultáneamente, nuestro pensamiento: ¿cómo, si no, vamos a conocer, a saber? Pero esto es importante: el pensamiento no puede ejercerse en el vacío, a modo de gimnasia intelectual sin fin ni contenido. Se piensa sobre lo que se sabe o se va sabiendo; y se piensa también sobre lo que uno todavía no sabe y quiere descubrir, hasta llegar a saber. Y así hasta el infinito.

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